Sin hablar florece la memoria
y germinó, febril, sedienta,
el pasado llega a él como una noria,
recordando el sendero de sus treinta.
Allí esta ella, un poco olvidada,
caminando hacia él, con erótica agonía,
la piel inquieta, ardiente y obstinada,
los dos desnudos, en dulce sinfonía.
Casi la siente, su memoria no lo engaña,
sus dulces besos de aroma intangible,
perciben el temblor que lo acompaña
al saborear una lagrima invisible.
Frenéticos se entregan en abrazos,
pecho con pecho, intimidad ofrecida,
cada temblor arranca los pedazos
de la briza leve que da la despedida.
Fue sombra, un recuerdo, una quimera,
pasaron años y varios manantiales,
y otra mano tomo por compañera;
dulces recuerdos que llegan otoñales.
Vicky ©
Lo prometido es deuda