Tantas y tantas voces se deslizan
sin acudir al llamado,
una con miedo a partir llega a mí callado,
esculpiendo en el viento susurros que cicatrizan.
Tanta paz desnuda su alma,
que su palabra reviste desafío,
produciendo a quien lo escucha, escalofrío,
dejando por la senda gran calma.
Llueven silencios ensordecedores
cuando el crepúsculo me arrebata
y en la penumbra renace su voz, y me ata
a las glorias de la vida, las flores y sus olores.
Lejos de mi esta, y sin embargo,
siento en mi caminar como tiende su mano,
con palabras de aliento llena el alma de verano,
dejando las largas horas, en un profundo letargo.
Vicky ©