DESESPERANZA
En la honda soledad de mi destierro
veo pasar la vida, negra suerte,
pues este desamparo a que me aferro
me mantiene más cerca de la muerte.
La doblez no da tregua ni se explica,
su voluntad impone, fiero ariete,
en este ir y venir y en lo que implica,
doblega a todo ser; no hay quien la rete
Y en mis tristes y frígidas paredes
veo pasar la vida, sin oficio,
aunque más que ser vida es desperdicio.
Abre, Señor, señala un derrotero
a un horizonte azul, que me permita
ser alguien para mí y por los que quiero.