Medita, perdida en el tiempo,
sin dividir el umbral que la apacigua,
en el exilio su silueta contempló,
cómplice, abandonada y contigua.
Firme y feroz, sin lazo o ligadura,
insomne, intranquila e indiferente,
lánguida hojarasca con cordura,
imprimiendo valor a lo que siente.
Decapita murallas y estructuras,
y en un oasis de arena deja el alma,
teje con sus lagrimas figuras,
cuando sus labios inquietos besan calma.
De los atardeceres reprime su impacto,
transeúnte, inconclusa y vacía,
se ciñe a la soledad de lo abstracto,
ofreciendo primaveras, aun sombría.

Vicky ©