MI LIBRO DE HUELLAS


martes, agosto 02, 2005

LA NOCHE


Azulada penumbra de vientos apacibles,
que vas llegando suave con tu felino andar;
y yo desde lo lejos apenas te vislumbro
como vas a posarte sin prisa y sin afán.

Luciérnagas lucientes, que brillan titilantes
-las luces- te reciben con venia en tu arribar,
y anuncian soledades, ausencias y espejismos,
en sigiloso estado, en turbia tempestad.

Cordilleras envueltas en abstrusos misterios.
Montañas a montañas, suceden sin cesar,
y dejas cicatrices profundas a tu paso
perdidas inocencias que dejas en tu errar.

Pero las horas pasan y todo se apacigua,
todo es oscuridad… oscuridad total.
En tu sueño perdido y tu laxo descuido,
la luz de un nuevo día, pronto ha de alumbrar.

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